El 16 de julio se presentó en el Círculo de Bellas
Artes, de Madrid, un manifiesto titulado “Una
España federal en una Europa federal”, en el que se reclama una negociación para llegar a una reforma
constitucional de corte federal que resuelva el problema político creado en
Cataluña con el auge del
independentismo.
El texto ha sido respaldado por intelectuales, escritores, sociólogos y catedráticos como
Ángel Gabilondo, Fernando Vallespín, Carlos Berzosa, Belén Barreiro, José
Manuel Caballero Bonald, José Luis Cuerda, Almudena Grandes, Luis García
Montero, Manuel Gutiérrez Aragón, Amalia Iglesias, Juan Laborda, Emilio
Ontiveros, y periodistas como Joaquín Estefanía, José Antonio Zarzalejos,
Ignacio Escolar, Jesús Maraña o Fernando González Urbaneja.
Este manifiesto ha sido publicado un día después que otro, avalado por
intelectuales, políticos y periodistas y liderado por Mario Vargas Llosa, en el
que se reclama a los partidos y al Gobierno que planten cara al nacionalismo y
no negocien con Mas de forma opaca.
Ha sido una coincidencia, explican los organizadores; estos manifiestos
se llevan fraguando mucho tiempo y nadie pensó que coincidirían. "No
sabíamos que se estaba fraguando el otro manifiesto que además habla de cosas
muy diferentes. En cualquier caso no lo compartimos", ha señalado Nicolás
Sartorius, que ha ejercido como portavoz. Pero lo cierto es que esta entrada en
acción de la sociedad civil se produce a la vez y justo antes de la reunión de
Rajoy y Mas que muy probablemente se celebrará antes de agosto.
Los firmantes, bajo el título “Una España federal en una Europa federal”, proponen
una reforma federal que garantice cuatro cosas: "el reconocimiento de las
identidades diversas que componen nuestro país". "El establecimiento
de una cámara territorial con atribuciones legislativas exclusivas en sus competencias".
"Una distribución clara de competencias entre la Administración general y
las comunidades". "Una financiación justa y equilibrada, basada en
los principios de igualdad de derechos, de solidaridad entre los territorios y
de ordinalidad, en el sentido de que ninguna comunidad se empobrezca por causa
de la referida solidaridad".
Este último punto es el más novedoso. La idea de la ordinalidad —un
sistema que evite que el sistema de financiación altere el orden de las
autonomías por importancia de su PIB— ha sido defendida incluso por el PP
catalán pero todos los demás barones del PP se echaron encima de Alicia Sánchez
Camacho cuando la planteó.
"Queremos hacer un gran debate en el que la ciudadanía se implique.
Este no es un problema vasco o catalán, es un problema de España. Tenemos que
hablar para que los políticos espabilen, lo que es insensato es que estemos
bloqueados", ha sentenciado Sartorius en la presentación en el Círculo de
Bellas Artes.
Si el texto de Vargas Llosa criticaba
el "tacticismo" de Rajoy, aún sin citarlo, el presentado el 16 de
julio también le reprocha su inmovilismo, sin citarlo directamente. "En
Euskadi y Cataluña crece un movimiento independentista que pone en grave riesgo
la unidad del Estado con consecuencias que entendemos serían nefastas para
todos. Ocultar estas realidades, minimizar sus posibles efectos o adoptar
actitudes inmovilistas sería una gran ceguera imperdonable que no podemos ni
debemos permitirnos", señala. Y al final remata la idea: "Pensar que
los problemas se arreglarán por sí solos o plantear una ruptura entre
ciudadanos que llevamos tantos años conviviendo en la misma comunidad política
solo conduciría a un estéril enfrentamiento. Seamos sensatos, a la vez que
audaces, y abordemos las reformas constitucionales necesarias con el más amplio
consenso, como hemos hecho en momentos decisivos de nuestra historia".
(El Pais)
(El Pais)
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